En noviembre de 2009, Carlos Fuentes vino Santiago de Chile para presentar su novela «Adán en Edén» en la que abordó el tema del narcotráfico en México; se presentó en la Feria del Libro de ese año y habló de todo: de literatura, de política, del oficio del escritor, de la novela como «basurero» de la literatura… Por ese entonces escribí para la edición impresa de este mismo diario el texto que dejo a continuación y que ahora quiero unir al recuerdo de un autor inolvidable para muchos.
“La novela es un género impuro”
Por: Laura García / Santiago de Chile / Especial para El Espectador
Carlos Fuentes tiene 81 años. Quien lo presenta, el escritor y periodista chileno Arturo Fontaine, anuncia que los ha cumplido hace poco. Todos aplauden a modo de felicitación. En el fondo, todos felicitan al hombre que a esa edad habla con una fuerza inusitada, con un ímpetu salido desde su pecho prácticamente. Carlos Fuentes se levanta y agradece los aplausos por su cumpleaños. Ha venido a Santiago de Chile para presentar su última novela, Adán en Edén, y los chilenos inflan el pecho con orgullo porque es el primer país en donde se comenta esta obra, contando, además, con la presencia de su autor.
¿Qué nos trae ahora Carlos Fuentes? El autor de títulos como La región más transparente o La silla del águila retoma en esta obra el tema del poder, pero desde la perspectiva actual mexicana. Para hablar sobre Adán en Edén, Fuentes citó durante casi toda su presentación a El Quijote de la Mancha, asegurando que Cervantes fue el inventor de la novela: “Estoy convencido de que la novela la inventa Cervantes y la inventa como un género de géneros, si uno ve bien en el Quijote hay la épica, una épica burlona, en la figura de don Quijote, pero para él no es una burla, para él es muy serio creerse un hombre héroe de caballería. Está la novela picaresca con Sancho, está la novela pastoral con Cardemio, está la novela dentro de la novela, el curioso impertinente, está la novela morisca, está la novela de la actualidad absoluta con el bandido y contrabandista de indias Roque Guinard, que era un hombre real de las noticias; incluso, hay un momento en que don Quijote y Sancho son espectadores de un combate naval en Barcelona. Cervantes entonces inventa la novela como género de géneros. Aquí cabe todo, se puede oponer el énfasis más en un aspecto que otro”. Y acto seguido Fuentes explica en dónde puso su énfasis: “Traté de poner el acento sobre la novela como su nombre lo indica: novela novelar, novela portadora de noticias y las noticias que se portan aquí, pues son noticas un tanto macabras, son noticias de la violencia, del crimen, del narcotráfico, de muchas cosas que nos están asolando en México. No quería hacer una novela de denuncia, una novela muy aburrida y pesada, y por eso traté de combinar el horror con el humor”.
Según Fuentes, en esta obra “hay un doble juego que lo permite la novela como género de géneros, que puede constantemente combinar y no está uno condenado a seguir una pureza cualquiera que sea en la novela; la novela es un género impuro, es un basurero de la literatura, pero de ese basurero vivimos todos”. Y todos ríen con esta última ocurrencia.
Adán en Edén es la historia de Adán Gorozpe, narrada por él mismo. Adán Gorozpe ha llegado a tener poder gracias a una unión matrimonial muy conveniente con Priscila, “princesa de la primavera” e hija del “rey del bizcocho”. Sin embargo, en un país asediado por todos los costados por el crimen, la corrupción y la violencia, aparece la figura de otro Adán, Adán Góngora, un policía corrupto que se ha ganado la venia de la opinión pública y viene a proponerle a su tocayo un negocio político que no podrá rechazar, pero que lo obligará a meterse de forma más profunda en el terreno del crimen y la violencia.
En esta obra el protagonista se cuestiona sobre la naturaleza de su poder, si será otorgado por otros o si lo tiene por sí mismo, pero también se pregunta por la naturaleza de la libertad, por el “espíritu libre”. Carlos Fuentes también dijo algo al respecto: “La libertad es una creación humana. Creamos la libertad en contra de todas las circunstancias, de la fatalidad, del puro estar, de la naturaleza, frente a todos estos hechos definitivos e implacables decimos ‘no’, el decir ‘no’ es la esencia de la libertad, poder decir no y no decirle sí a todo y bajar la cabeza. Es decir, ‘no, hasta aquí, este es mi espacio, esta es la libertad de nuestro pueblo, esta es la libertad de mi gente, esta es mi libertad, usted no la puede tocar, usted puede ejercer su poder pero con límites, hasta aquí, nada más’. Y esto es todo el problema de la dictadura que no quiere reconocer que haya límites al poder del Estado o al poder del dictador. En cambio, en un régimen democrático, que no es perfecto de ninguna manera, por lo menos hay gente que dice: hasta aquí llega el poder de ustedes y aquí empieza mi pobre miserable y pinche poder, pero que es muy mío no me lo quiten”. Nuevamente muchas risas.
También habló sobre su obra Diana o la cazadora solitaria, una de sus pocas novelas con un explícito contenido autobiográfico: su amorío con la actriz Diana Soren. Dice Fuentes: “Es cierto que mis novelas no son muy autobiográficas, finalmente trato de crear una distancia para poder ver con más claridad el mundo y los personajes que considero son más interesantes que yo y mi biografía. Esta fue una incursión biográfica, pero con un giro inesperado, espero, y es que el protagonista y narrador que tiene esta aventura es el perdedor, finalmente fracasa en su intento amoroso, queda ridiculizado y soy yo, queda aplastado, y soy yo, lo regresan a su casa, y soy yo. De manera que ahí no hay heroicidad alguna, es la condición para escribir esa novela para influir, fue decir voy a contar esta historia porque es interesante, pero a condición de ser muy sincero conmigo mismo y decir ‘yo fracasé en esa relación’ y es lo que voy a contar: la historia de una pasión y de un fracaso en el que el burro apaleado soy yo mismo, el narrador”.
Al final de la presentación, Carlos Fuentes fue invitado a leer las primeras líneas de Adán en Edén, para luego dirigirse al estand de su editorial y firmar libros y tomarse fotos con un séquito de lectores y admiradores, quienes lo habían esperado, ansiosos, desde muy temprano.